Dos textos de Mario Montalbetti
Fondo del poema
un animal, no la vida, no el ojo
negro de la muerte, no la muerte, no
la tenacidad del deseo, nada seduce
más al hombre que un abismo.
Ante él, el hombre siente una
indecible necesidad de arrojar algo,
una envoltura de papel, una moneda,
una idea, lo que sea, incluso a
sí mismo, con tal de verter algo en
su largo vacío. Y esto es lo más
curioso: si no encuentra nada que
arrojar, hace algo plenamente
romántico: escupe. Y luego sigue
con la mirada las evoluciones de
la mancha blanca de saliva
deformándose en el aire durante su caída.
Digamos que dura cinco segundos.
Hay abismos morales, sexuales, psicológicos. Hay también
abismos
poéticos, versos que caen de
barrancos marrones a playas de arena
negra, acompañados de la mirada
absorta del poeta que se deleita
con las contorsiones de las sílabas
abismo abajo.
La mancha blanca llega al fondo. La
mirada absorta no llega a él,
solamente lo intuye y es siempre lo
mismo: un esplendor blanco,
algo que sobrevive, una tercera
cosa, y una inconsolable felicidad.
Fin desierto
(fragmento)
hay un desierto a la deriva
enterrado entre tormentas
hay un escorpión inteligente
tallado en cada muerte
y hay una muerte tras otra
entusiasmadas con la religión
aves frías te golpean la cabeza
y aprendes enseguida
hay un río dentro del río
fabricando fiebres delicadas
hay una puerta detrás de la puerta
y un bizcocho detrás del mundo
excavamos en los días de la tiza
vertebrado / invertebrado
escribimos para tapar los hoyos
y reparar las faltas
hay un ángel de barro acantonado en posición fetal
y al fondo un enemigo intolerante
hay un musco que contiene réplicas
de todo lo que has oído
hay un libro que repite todo lo que escribes
y otro que escribe todo lo que repites
hay un sol partido en dos
y una sombra espesa en la escisión
hay un perro perdido en el ojo de la horca
(cada línea es un río una calle un color imaginario
un número irracional en medio de una suma infrecuente
el rostro cambiante de una ventana un amanecer en tu boca
una lápida una lápida que no coagula…
porque cada línea contiene su propia ausencia
porque cada línea no importa
la escala termina con la forma
los ritmos y las texturas se desbandan sobre las dunas
la aridez se hace rama inquebrantable)
de todas las huellas / escoge la del desierto
de todos los sueños / el de las bestias
de todas las muertes / escoge la tuya propia
que será la más breve y ocurrirá en todas partes
decimos nada sobre todo
buscando a aquél que lo dice todo sobre nada
sobre la mesa hay animales vivos y flores amarillas de montaña
muertes simples que se clavan en la tierra como estacas de plata
estampas de los santos gregorio santiago y benedicto
la luna vacía y el sol de invierno
los pies de aquellos que pisarán los granos esta noche
los tambores los cuernos en espiral y agonías que besan los cielos
el violón de madera balsa las cuerdas de metal
todo está sobre la mesa
sobre la mesa las hojas de coca y los nevados
y los ríos de obsidiana
las piedras que se repartirán a medianoche
y la medianoche entera
besando el corazón de un cóndor y la voz de una mujer
que irá de casa en casa buscando a sus familiares todo esto
todo esto está sobre la mesa
¿por qué lo hacen de esa manera? así lo hacen así lo
hacemos
sobre la mesa las tormentas y los vientos y los lagos
de altura
la sed continua de las gargantas en las islas
el diario secreto de las amazonas
el manojo de rosarios cuyas cuentas no conocen
todavía
el paso fugaz de las yemas hacia la redención
todo está sobre la mesa todo esto
así lo hacen así lo hacemos
cañas negras vibran entre sus labios
saliva espesa lame las caries negras
cerdos de patas negras con negras circuncisiones
merodean en silencio
todos lo saben todos los han visto
y están todos ciegos de ver tanta ausencia
se ha ido
enterrado entre tormentas
hay un escorpión inteligente
tallado en cada muerte
y hay una muerte tras otra
entusiasmadas con la religión
aves frías te golpean la cabeza
y aprendes enseguida
hay un río dentro del río
fabricando fiebres delicadas
hay una puerta detrás de la puerta
y un bizcocho detrás del mundo
excavamos en los días de la tiza
vertebrado / invertebrado
escribimos para tapar los hoyos
y reparar las faltas
hay un ángel de barro acantonado en posición fetal
y al fondo un enemigo intolerante
hay un musco que contiene réplicas
de todo lo que has oído
hay un libro que repite todo lo que escribes
y otro que escribe todo lo que repites
hay un sol partido en dos
y una sombra espesa en la escisión
hay un perro perdido en el ojo de la horca
(cada línea es un río una calle un color imaginario
un número irracional en medio de una suma infrecuente
el rostro cambiante de una ventana un amanecer en tu boca
una lápida una lápida que no coagula…
porque cada línea contiene su propia ausencia
porque cada línea no importa
la escala termina con la forma
los ritmos y las texturas se desbandan sobre las dunas
la aridez se hace rama inquebrantable)
de todas las huellas / escoge la del desierto
de todos los sueños / el de las bestias
de todas las muertes / escoge la tuya propia
que será la más breve y ocurrirá en todas partes
decimos nada sobre todo
buscando a aquél que lo dice todo sobre nada
sobre la mesa hay animales vivos y flores amarillas de montaña
muertes simples que se clavan en la tierra como estacas de plata
estampas de los santos gregorio santiago y benedicto
la luna vacía y el sol de invierno
los pies de aquellos que pisarán los granos esta noche
los tambores los cuernos en espiral y agonías que besan los cielos
el violón de madera balsa las cuerdas de metal
todo está sobre la mesa
sobre la mesa las hojas de coca y los nevados
y los ríos de obsidiana
las piedras que se repartirán a medianoche
y la medianoche entera
besando el corazón de un cóndor y la voz de una mujer
que irá de casa en casa buscando a sus familiares todo esto
todo esto está sobre la mesa
¿por qué lo hacen de esa manera? así lo hacen así lo
hacemos
sobre la mesa las tormentas y los vientos y los lagos
de altura
la sed continua de las gargantas en las islas
el diario secreto de las amazonas
el manojo de rosarios cuyas cuentas no conocen
todavía
el paso fugaz de las yemas hacia la redención
todo está sobre la mesa todo esto
así lo hacen así lo hacemos
cañas negras vibran entre sus labios
saliva espesa lame las caries negras
cerdos de patas negras con negras circuncisiones
merodean en silencio
todos lo saben todos los han visto
y están todos ciegos de ver tanta ausencia
se ha ido
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