sábado, 5 de octubre de 2013

Dos poemas de Basilio Sánchez

 Tomados de un libro exquisito...

 

 


El umbral

Dibujo de Curro González
La claridad se agota
sobre los pavimentos.

Poco a poco se nos van las palabras,

se elevan por encima de la línea de sombras
que hay sobre nosotros.

La altura de la mano que sostiene una vela

es la altura del mundo.

Aún no tenemos nada, sólo el vaso de vidrio

que hemos puesto en la mesa, y la esperanza
que hace mover el agua.

Ya todo está tranquilo:

la memoria vuelve verde las hojas;
el frío da reflejos
azules en los ojos; hay una flor oscura,
que todavía no es nuestra, en el umbral.

Un corazón que late vertical en el suelo,

dispuesto a envejecer.

Mi deuda con la vida es este hombre

del tamaño de un puñado de tierra
que ahora escribe.



Paisaje de invierno
 
Dibujo de Curro González
Donde el agua se espesa, una palabra
que se queda en los labios es un hilo de nieve.

Donde la voz se pierde está el secreto

de las manos del frío,
de todas las pequeñas hojas cristalizadas.

Una estrella oscilante se detiene

para la intimidad de la vigilia.
La calle está mojada, el paseante
va pisando la luna bajo la indiferencia de los árboles,
bajo la indiferencia de una noche
que ahora mismo se ordena
sobre las previsiones de sus lámparas. 


Como un faro en lo alto,
la luz en la ventana de una mujer que duerme
ilumina los ojos
de otra mujer que, al borde de la cama,
permanece despierta mientras crece
la sombra de sus manos,
su invisible soledad de otro mundo.

La herida del invierno te ha llevado a creer.


Para entrar en lo blanco, vas a necesitar el corazón.



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De Los bosques de la mirada, Mérida, Escuela de Arte y Superior de Diseño, 2008. Dibujos de Curro González.


Toda la poesía de Basilio Sánchez: Los bosques de la mirada (Poesía reunida 1984-2009), Madrid, Calambur, 2010.

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