lunes, 30 de septiembre de 2013

Courtoisie

Sin orden ni concierto... simplemente algunos de los muchos poemas suyos que me gustan...


TRIBULACIONES DE LA JIRAFA

–No hay bufanda que alcance.
–No quepo en el tren.
–He perdido la almohada.
–Salen muy caras las corbatas.
–Me duele la garganta: el fin del mundo.
–No hay mal que por bien no venga.
–Yo no me inclino ante nadie.
–Toco el cielo con la boca.
–Y con las puntas de las orejas.
–Me gusta África.
–Desde arriba, la realidad tampoco es fácil.



PASEO DE PARALÍTICO

Silla de ruedas: tus ojos paralelos, livianos, metálicos, me
miran cuando estoy en la cama.
Giran en la mente. Sueño que ando.
Despierto y miro.
Soy ciego de las piernas.



CORTARSE EL PELO

Cuando alguien se corta el pelo corta al mismo tiempo la
oscuridad, los hilos de la sombra.
Se corta el hilo opaco del pensamiento, la línea del sol
oscuro que anima la cabeza. El largo cabello crespo del
cerebro. El peluquero asesino, con sus tijeras, mata el pelo.
Lo cosecha.
¿Para qué?
Para nada.
Los hombres y las mujeres se cortan el pelo, y así cortan
las líneas de la vida. Los cabellos del silencio. Cortan el
pelo y los deseos.
El peluquero intenta distraer al cliente con su cháchara,
con su majadería, con su bla bla de presidente.
El peluquero habla, sí, pero al cortar el pelo sólo se escucha
la voz de la muerte.



PERRO

El perro está enterrado vivo en el mundo, por eso aúlla.
Mamífero al encuentro de lo que ignora y presiente. Sigue
un rastro. Al seguirlo es una aproximación, un trozo andante.
Es forma pura del hambre: un hambre sólida.
El perro es esa concentración definitiva, ese punto caudal
que lo rebasa, que lo hace nada más que perro.
Su animal solidifica en el ladrido, se hace duro en el aire. El
día del pensamiento se sostiene apenas, pero se apoya en
la compañía del perro como el instinto humano, tan diverso
e inútil, cuando busca las patas, lazarillo.
En el perro hay un perro más profundo que lo conduce,
que lo lleva a su sitio con exactitud. En el centro del perro
hay un perro más denso, ensimismado, un perro sólido
puesto en su cuerpo, en su perro exterior que es el que
vemos.
En el perro hay un centro, un núcleo como una noche
profunda dentro del día, como en la pulpa de la fruta hay
un carozo, como una sombra viva y compacta entre la carne
oscura.
El perro es una tautología. Es un perro.



PARECEN PROMESAS


Las bolsas de plástico vacías parecen promesas.
El polietileno no es biodegradable, de modo que las promesas
duran siglos, siglos sobre la tierra, con su panza
vacía y atónita en el mundo.
Panzas, sacos sin pecho. Bolsas de plástico.
Algo en las bolsas de plástico parece dormir.
¿La piel de la panza? ¿El lomo descolorido? ¿La etiqueta?
Infladas parecen estómagos humanos. Pero si se desinflan
parecen bolsas de plástico sin aliento, pulmones artificiales,
sin carne.
¿Qué hay en las bolsas de plástico?
Hay esperanza.
La esperanza se pudre y quedan las bolsas de plástico.
Eternas.


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* De Rafael Courtoisie, Tiranos temblad. Antología 2004-2010, México, Posdata-UANL, 2011.

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