domingo, 28 de julio de 2013

Fondo y desierto del poema

Dos textos de Mario Montalbetti


Fondo del poema


Nada seduce más al hombre, no el paso meditado de la sombra de
un animal, no la vida, no el ojo negro de la muerte, no la muerte, no
la tenacidad del deseo, nada seduce más al hombre que un abismo.
Ante él, el hombre siente una indecible necesidad de arrojar algo,
una envoltura de papel, una moneda, una idea, lo que sea, incluso a
sí mismo, con tal de verter algo en su largo vacío. Y esto es lo más
curioso: si no encuentra nada que arrojar, hace algo plenamente
romántico: escupe. Y luego sigue con la mirada las evoluciones de
la mancha blanca de saliva deformándose en el aire durante su caída.
Digamos que dura cinco segundos.

Hay abismos  morales, sexuales, psicológicos. Hay también abismos
poéticos, versos que caen de barrancos marrones a playas de arena
negra, acompañados de la mirada absorta del poeta que se deleita
con las contorsiones de las sílabas abismo abajo.

La mancha blanca llega al fondo. La mirada absorta no llega a él,
solamente lo intuye y es siempre lo mismo: un esplendor blanco,
algo que sobrevive, una tercera cosa, y una inconsolable felicidad.



Fin desierto
(fragmento) 

hay un desierto a la deriva
enterrado entre tormentas
hay un escorpión inteligente

tallado en cada muerte
y hay una muerte tras otra

entusiasmadas con la religión
aves frías te golpean la cabeza
y aprendes enseguida

hay un río dentro del río
fabricando fiebres delicadas
hay una puerta detrás de la puerta

y un bizcocho detrás del mundo
excavamos en los días de la tiza
vertebrado / invertebrado

escribimos para tapar los hoyos
  y reparar las faltas

hay un ángel de barro acantonado en posición fetal
y al fondo un enemigo intolerante

hay un musco que contiene réplicas
  de todo lo que has oído
hay un libro que repite todo lo que escribes
y otro que escribe todo lo que repites

hay un sol partido en dos
y una sombra espesa en la escisión

hay un perro perdido en el ojo de la horca
(cada línea es un río una calle un color imaginario
un número irracional en medio de una suma infrecuente
el rostro cambiante de una ventana un amanecer en tu boca
una lápida una lápida que no coagula…

porque cada línea contiene su propia ausencia
porque cada línea no importa

la escala termina con la forma
  los ritmos y las texturas se desbandan sobre las dunas
la aridez se hace rama inquebrantable)

de todas las huellas / escoge la del desierto
de todos los sueños / el de las bestias
de todas las muertes / escoge la tuya propia

que será la más breve y ocurrirá en todas partes
decimos nada sobre todo
buscando a aquél que lo dice todo sobre nada

sobre la mesa hay animales vivos y flores amarillas de montaña
muertes simples que se clavan en la tierra como estacas de plata
estampas de los santos gregorio santiago y benedicto

la luna vacía y el sol de invierno
los pies de aquellos que pisarán los granos esta noche
los tambores los cuernos en espiral y agonías que besan los cielos
el violón de madera balsa las cuerdas de metal

todo está sobre la mesa
sobre la mesa las hojas de coca y los nevados
y los ríos de obsidiana

las piedras que se repartirán a medianoche
y la medianoche entera
besando el corazón de un cóndor y la voz de una mujer
que irá de casa en casa buscando a sus familiares todo esto

todo esto está sobre la mesa
¿por qué lo hacen de esa manera? así lo hacen así lo
hacemos

sobre la mesa las tormentas y los vientos y los lagos
de altura
la sed continua de las gargantas en las islas

el diario secreto de las amazonas
el manojo de rosarios cuyas cuentas no conocen
todavía
el paso fugaz de las yemas hacia la redención

todo está sobre la mesa todo esto
así lo hacen así lo hacemos
cañas negras vibran entre sus labios
saliva espesa lame las caries negras
cerdos de patas negras con negras circuncisiones
merodean en silencio

todos lo saben todos los han visto
y están todos ciegos de ver tanta ausencia

se ha ido

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